¿Cuál es el sentido del existir? *
La virtud y el bien nos conllevan a respuestas eje en nuestra existencia, desde lo ordinario de la vida, se puede y debe encontrar el pábulo que nos empuje a realizarnos y dar lo mejor de nosotros a aquellos que conforman nuestro entorno o a los personajes foráneos o incluso incógnitos que el destino se empeña en hacernos conocer.
Uno de los grandes pensadores de la historia, nos expone sus ideas, plasmadas a través de los siglos. Este pensador es Aristóteles. Su primer libro consta de XI capítulos, que nos hablan sobre el bien y la felicidad.
Aristóteles afirma que el bien es el fin supremo del hombre y éste es la felicidad.
El bien es visto por Aristóteles como la razón del existir, el porqué de la vida.
Las interrogantes eternas en la vida de los seres humanos son: ¿Por qué existimos ?, ¿Para qué vivimos?, ¿Cuál es nuestra misión? Si a lo largo de nuestra vida no podemos llenar el vacío que experimentamos en el camino de la búsqueda de respuestas existenciales, entonces habremos vivido en vano o seremos seres llevados sólo por el instinto, más no por la razón y precisamente ésta es la que nos diferencia de los animales irracionales y es que tenemos intelecto por el que podemos reflexionar y convertirnos hacia la perfección y santidad, ya que todos estamos llamados a ser santos, es decir personas que actúan conforme a la virtud, prudencia y sabiduría.. Para poder lograr esta noble meta, nuestro esfuerzo y dedicación debe ser constante, comprometido, leal. Debemos ser coherentes desde nuestra cotidaneidad, desde lo ordinario de el largo recorrer de la vida. Esta es la única vía urgente y necesaria para arribar a nuestros objetivos. Su tangibilidad nos conlleva a tener un estado soberano, sin conflictos, libre de la apocalíptica catarsis que hoy se presenta por enfrentamientos entre países, perdida de valores, protagonismo de modelos o patrones de morbo, corrupción, exclusión y egoísmo, generados por la publicidad y los contenidos mediáticos. Otro enfoque que encontramos es el concepto que tiene este filósofo sobre la política: menciona las bondades de esta ciencia, pues la ve como la ciencia perfecta, ya que se enfoca a todo un estado y no sólo a un individuo y por tal es la más generosa de las ciencias porque estudia el control social dentro de una convivencia armónica, es decir, la democracia con recíprocos beneficios que suplan las necesidades de la colectividad, es decir de todo el estado y no sólo de un grupo minoritario.
Sobre la juventud plantea un perspectiva interesante, ya que manifiesta que por su falta de experiencia, los jóvenes generalmente actúan por impulso, es decir escuchan la voz de sus pasiones. Cuando se refiere a juventud, lo hace sin mirar la edad, es decir, denomina jóvenes a aquellas personas que no logran dominar sus emociones y por consiguiente no poseen inteligencia emocional; Es por ello que ante la adversidad se deprimen con facilidad y no ahondan en las posibles soluciones existentes.
Menciona que la felicidad es el acto perfecto, ya que todos perseguimos ser felices y sólo lo logramos cuando alcanzamos nuestros más caros objetivos.
Sin embargo, para poder alcanzar la felicidad se necesita de algunos bienes exteriores, bienes del cuerpo y bienes del alma. Los bienes exteriores son necesarios para poder ayudar a los más humildes, ya que no podríamos proceder si encontramos a un discapacitado que requiere de una silla de ruedas o que muere por hambre. Sólo con dinero podríamos ayudarlo. Los bienes del cuerpo también son vitales, ya que si existiera una persona deforme o que tiene alguna enfermedad incurable como el sida, no podría ser feliz en sociedad, con su pareja y hasta es posible que se sienta como un excluido social. Los bienes del alma son los más importantes porque nos enseñan que para conseguir la felicidad hay que aprender a vivir.
Las condiciones para ser verdaderamente felices son dos: La virtud completa y la vida plenamente desarrollada, es decir, vivir sin egoísmos, con humildad, pensar en el prójimo, ayudar a los necesitados, actuar con idoneidad y profesionalismo en nuestro centro de trabajo, con nuestra familia, con nuestros amigos, con ética y moral y que nuestro actuar este conforme a la virtud.
Incluso el placer es visto como toda acción conforme a la virtud, es decir, para Aristóteles el placer verdadero es aquel que llena el alma de las personas y les lleva a hacer el bien.
El pensamiento de Aristóteles, en cuanto a este tema, se puede resumir así: "Vive de acuerdo a la virtud, con sabiduría, con armonía, respeto por los demás, humildad, placer de servir, con mucho esfuerzo y dedicación por todos los anhelos que tengamos en la vida, sólo así podremos conseguir el bien y por tal la felicidad.
* Por Kelly Rojas Ruiz
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